domingo, 15 de noviembre de 2015

desamor


Así nace el desamor, de una palabra mordida. De un gesto roto, abandonado en el lugar más frío de la casa. Al principio duele, como duele romperse una pierna, un brazo. Como un viento helado que resquebraja la piel. Una presión en el pecho que cede, hasta que todo se va callando. Aquietando. Y ya ni los huesos se sienten y el mundo es un interminable decorado. 



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