¿Es
entonces posible tal profundidad?
Esa recreación de una profundidad absoluta e inabarcable que sigue
repercutiendo en mí, luego de haber transitado entre las profundidades que
exorciza Yayoi Kusama en sus instalaciones. Haber deambulado entre sus propias
alucinaciones arrojadas a otro espacio,
en una suerte de exorcismo artístico que nunca antes experimenté…, pude sentir
la profundidad del espacio, el infinito de esos puntos y figuras repitiéndose sin
fin. Sin fin. La profundidad del infinito por primera vez desbordándome.
Comprender el desborde del otro pero experimentándolo. He llegado a contemplar
el silencio a través de la poesía, pero la experiencia del desborde ajeno nunca… Es decir, a través de
la experiencia estética. Casi una amenaza es comprender que la artista pone
afuera sus propias alucinaciones. Es un infinito inquietante que ahoga. Que
pierde. Transmuta en diferentes colores y es difícil no disgregarse ante tanta
profundidad. Infinito en el que posiblemente se haya perdido alguna vez y haya
regresado para traernos su propia experiencia.
Infinita y divina atrocidad.
©Carolina Massola
No hay comentarios:
Publicar un comentario