jueves, 9 de enero de 2014

Profundidad infinita, Yayoi Kusama





¿Es  entonces posible  tal profundidad? Esa recreación de una profundidad absoluta e inabarcable que sigue repercutiendo en mí, luego de haber transitado entre las profundidades que exorciza Yayoi Kusama en sus instalaciones. Haber deambulado entre sus propias alucinaciones arrojadas a  otro espacio, en una suerte de exorcismo artístico que nunca antes experimenté…, pude sentir la profundidad del espacio, el infinito de esos puntos y figuras repitiéndose sin fin. Sin fin. La profundidad del infinito por primera vez desbordándome. Comprender el desborde del otro pero experimentándolo. He llegado a contemplar el silencio a través de la poesía, pero la experiencia del  desborde ajeno nunca… Es decir, a través de la experiencia estética. Casi una amenaza es comprender que la artista pone afuera sus propias alucinaciones. Es un infinito inquietante que ahoga. Que pierde. Transmuta en diferentes colores y es difícil no disgregarse ante tanta profundidad. Infinito en el que posiblemente se haya perdido alguna vez y haya regresado para traernos su propia experiencia. 







Infinita y divina atrocidad.

©Carolina Massola





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